martes, 23 de agosto de 2011

Santorrostro y Hölderlin


El santorrostro observa la vida ingenua y mendaz del mundo, ve que el bien es pasivo, que el mal es activo, observa la calma de lo completo y no se inmuta. Espera pero no espera nada.
Nosotros nos pasamos la vida buscando, en un juego interminable de convergencias y divergencias, una identidad perdida. Pero vivimos desgarrados en esta experiencia solitaria del hombre moderno. Desde el cordel atisbamos una colada, una humilde fuente con doce pilares abrazada por la albahaca, donde nuestro cuerpo descansará. Miles de ovejas gregarias fraguaron este camino.

“¡Luchamos con fuerzas mortales para construir lo hermoso, y sin embargo crece sin esfuerzo a nuestro lado! … Los hombres están hechos para preocuparse de lo necesario; el resto se da solo. Y sin embargo… no puedo olvidar que he deseado mucho más”
F. Hölderlin. Hiperión o el eremita en Grecia.

Ese deseo de lo no tenido palpita en la poesía. ¡Sólo de lo negado canta el hombre, sólo de lo perdido! El cantar tiene sentido, siguiendo el paso de la luna que en el silencio de la sombra viaja…A las dos y tres minutos se acostó.
Ya de nuevo nos amparamos en la grey, en esa dulce corriente bonancible, que nos lleva donde quiere y donde todo se explica y es justificado. Por lo visto, internet nos iguala y nos agrupa por afinidades, ya sabe quién somos y de qué pié cojeamos. ¿Hay vida inteligente offline? – nos preguntamos. Nos da lo que queremos, antes de pedirlo.
Sin asomo de dudas, ya nos cuesta simplemente SER detrás de este Dios insoportable. Por más que esperemos las respuestas, no las hay. Ser o llegar a Ser.
Somos una uva agraz desprendida del racimo.
La viña cultivada por los antiguos está devastada por los jabalíes de la modernidad.
¿quién no prefiere la uva madura y fresca, recién cogida de la cepa, a las pasas secas que el comerciante comprime en una caja y envía a todo el mundo?
F. Hölderlin. (obra citada)

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