Canela, nuevo miembro doméstico |
Me veo en Madrid |
Una visión crítica del mundo contemporáneo. ¿Dónde nos lleva?
Nos lleva a la salida del capitalismo, no hay otra. Un sistema de poder incapaz de encontrar salida a sí misma, ¿se autoinmola o hay que ayudarle?. No lo hace de buen grado, ¡echémosle una manita! Si no lo hacemos, la mano más próxima del capitalismo nos la echerá a nosotros al cuello y nos ahogará, pues somos los genuinos esclavos de los tiempos modernos. Para ello, como dice Carlos Taibo en El decrecimiento explicado con sencillez, son imprescindibles cambios en nuestra conducta individual y, por otra parte, impulsar movimientos que hagan por modificar radicalmente muchas de las reglas de juego establecidas e imperantes en nuestras sociedades. Derribar mitos como los del Crecimiento, el Consumo, la Productividad y las tecnologías liberadoras.
Un salto a España, la generación del 98
A finales
del siglo XIX, España era un país atrasado con respecto a Europa. No se les escapaba
esta observación a cuantos viajeros europeos nos visitaron ni tampoco a los
“afrancesados” españoles que cruzaban los Pirineos. Era un país ensimismado que
daba la espalda con desdén al continente. Su economía empobrecida, su
agricultura subdesarrollada, anclada en un modelo tradicional y arcaico, tanto
en la explotación como en la propiedad de la tierra. Los únicos enclaves
industriales estaban localizados en Barcelona y Vizcaya, amparados por el
proteccionismo del Estado.
Una
sociedad apartada del curso de la modernidad que ya imperaba en Europa. Un país rural, poco urbanizado y peor comunicado, donde destacaban sus
grandes desigualdades sociales y culturales, un elevado grado de analfabetismo
y una notoria escasez de clases medias. La Iglesia todopoderosa, refractaria a todo cambio o
reforma.
Oligárquica sociedad española (la política también)
controlada por unas minorías privilegiadas, apoyadas por una red caciquil y
eclesiástica. Durante la España
de la Restauración
los dos partidos políticos monárquicos, conservadores y liberales, amañan las
elecciones y acomodan sus resultados al turno pacífico de unos y otros. No se
trataba evidentemente de una democracia, sino de un régimen oligárquico que impedía
el verdadero individualismo político del ciudadano y no daba cabida ni respuesta
a los urgentes cambios económicos y demandas sociales que el país necesitaba. Por
ello recibía continuamente críticas y denuncias por parte de los intelectuales
y la oposición política al régimen.
Mientras
tanto en Europa se configura la época dorada de la
burguesía[1] liberal,
la expansión del capitalismo y los movimientos nacionalistas. También hay que
señalar la organización del movimiento obrero y la crisis del pensamiento
positivista y el racionalismo burgués.
(escrito hace 3 años para FOPELE)
[1] Aunque
era España un país fundamentalmente agrario, se origina durante la Restauración un
proceso brutal de acumulación de capital, debido al cual se va creando, por
primera vez con tanta solidez, una “burguesía nacional”; al mismo tiempo se va
forjando una clase obrera que, junto con el proletariado campesino andaluz,
empieza en estos años, tras los diversos amagos anteriores, a enfrentarse con
no poca decisión a la clase dominante. (Historia
social de la literatura española (en lengua castellana). Castalia, Madrid,
1987, t. II)