Кавказy
(1830)
Кавказ! далекая страна!
Жилище вольности простой!
И ты несчастьями полна
И окровавлена войной!..
Ужель пещеры и скалы
Под дикой пеленою мглы
Услышат также крик страстен,
Звон славы, злата и цепей?..
Нет! прошлых лет не ожидай,
Черкес, в отечество свое:
Свободе прежде милый край
Приметно гибнет для нее.
ESCUCHAR el texto
Жилище вольности простой!
И ты несчастьями полна
И окровавлена войной!..
Ужель пещеры и скалы
Под дикой пеленою мглы
Услышат также крик страстен,
Звон славы, злата и цепей?..
Нет! прошлых лет не ожидай,
Черкес, в отечество свое:
Свободе прежде милый край
Приметно гибнет для нее.
ESCUCHAR el texto
Esta poesía me la aprendí de memoria, todavía la recito, junto con otras tres o cuatro más del mismo autor.
Mi repertorio estaba compuesto por poesías de Mijail Yúrevich LERMONTOV
(la que encabeza esta entrada) otras de Pushkin y otras de
contemporáneos como Mayakovski o Ajmátova. Las veladas con stijotvorenya (recitales poéticos) y/o bardi
(cantautores, generalmente con guitarra) a las que era regularmente
invitado solían ser algo bastante común en aquellos tiempos, veladas
informales acompañadas de espirituosos que transgredían la noche y que
podían confortablemente rematarse con baños prohibidos en las simas
termales del Praval, en el vientre del Mashuk.
En una de esas veladas -quizá la más seria y protocolaria- realizada en
un centro cultural con alfombra roja y ese típico estilo kistch tan
soviético en su decoración, fui obsequiado con un precioso medallón de
bronce grabado dedicado a la amistad imperecedera de los pueblos. Ese
regalo lo conservo como un tesoro.
El héroe de nuestro tiempo |
Del primero de los autores rusos, Lermontov, que presumía de tener
ancestros hispanos -del mismo modo que Pushkin, abisinios, en este caso
verdaderos- es indispensable destacar su gran obra en prosa El héroe de nuestro tiempo.
Pechorín, su protagonista, es en realidad el trasunto del héroe
nihilista que él encarnó en vida y que supo predecir con su propia
muerte en un duelo en la ciudad de Pyatigorsk, la ciudad balnearia.
Dejó ciertamente un cadáver joven pero su leyenda, imborrable, está
asociada a estas tierras del Cáucaso, las montañas de las que se
enamoró, al igual que de sus indómitos pobladores.