lunes, 18 de abril de 2016

buitras




Me asusto de aquellas personas que hacen de sus personales convicciones una intocable categoría que elevan al cénit de la superioridad moral; que no permiten que aquéllas sean expuestas, como sucede con el resto de categorías o convicciones que no profesan, al embate y la sana erosión de críticas o sarcasmos ajenos.
Oh, dios, líbranos de esa maldita infalibilidad, tanto como de las vacas sagradas y las varas de medir; que no nos ciegue nuestra fe y a cambio nos sea provista la mejor capacidad para poder burlarnos de nosotros mismos y no creamos que somos mejor que el resto por el superior valor de nuestras queridas ideas.