Abreg |
Admirado en el pasado por su indómita valentía, el rebelde atávico de la dominación rusa goza hoy tras el colapso soviético de la peor prensa posible. Esta condición del caucasiano no es xenofóbica puesto que viven mayoritariamente en su tierra y, junto al tradicional antisemitismo de la sociedad rusa, constituyen el blanco al que se achacan toda la suerte de males que afligen al país. Con la diferencia de que el judío ha sabido defenderse desde las alturas económico-financieras-científico-artísticas (ya sé que son muchos adjetivos) nuestro caucasiano ha tenido que permanecer emboscado, bien desde las alturas de la topografía o del crimen (o ambas).
Más allá de la figura del bandido montañés tan bien descrita por los clásicos de la literatura rusa del siglo XIX y algún romántico francés (Jadzhi Murat, Tolstoi; El prisionero del Cáucaso Pushkin,; El héroe de nuestro tiempo, Lérmontov; Griboyedov, Dumas, etc…) nos llega ahora desde el poder y los medios rusos la imagen de un doméstico terrorista fanático, por supuesto islámico, en consonancia con Al-Qaeda y en concordancia con lo que los nuevos tiempos demandan, olvidándonos que el checheno [i] -como el palestino- no tiene nada que perder ya, olvidados como parias por el mundo occidental y abocados a defender la supervivencia física en su propio lar.
La Historia se repite ahora como farsa macabra.
Pero el abreg[ii], que es un impulso atávico, el prometeo caucásico de la leyenda, sabrá esperar y nunca se rendirá.
[i] Uno de los más conspicuos pueblos caucásicos
[ii] Figura mítica y legendaria, cual quijote caucásico. Personaje insumiso y solitario, bandido o guerrillero que se refugia en las montañas y desafía al conquistador con golpes audaces. Desde Shamil en el siglo XIX, en el periodo soviético y después, con las guerras de reconquista actuales, ha contado con destacados continuadores.Lucas@ 2005