viernes, 4 de noviembre de 2011

La libertad cuestionada


Al parecer, según demuestra la neurociencia, la emoción decide nuestros actos y la razón la justifica.

No somos tan racionales.

Mientras que la primera es inmediata, funciona a través del sistema nervioso, puesto que protege la vida; la segunda requiere una elaboración y necesita de una conciencia que la observe.

De modo que nos pasamos la vida justificando nuestros actos, actos que obedecen a impulsos de escaso control, impulsos que viajan a una velocidad de vértigo y que llegan a su destino sin habernos dado cuenta.

La razón es un mito humano, apenas puede poner bridas a este caballo desbocado.