jueves, 19 de abril de 2012

LSD-10. La sentencia de Paulino

El tiempo de asueto que mi trabajo dispone ha sido empleado de forma generosa en leer su sentencia. De cabo a rabo y con temple. 16 foleos, 16.
Todo un maravilloso ejemplo de alta literatura.
Me encanta el derecho y su argumentario, ¡¡qué formalidad, qué precisión, qué pulcritud!! Es un género literario insuficientemente reconocido y de cuyo ejercicio se obtienen notables ventajas que repercuten en el manejo de la pluma y te habilitan para tratar con el mismo lenguaje voraz que la administración emplea.

No presta ni permite ejercicio de imaginación, es cierto; a lo más indicios o suposiciones que tienen que venir avalados por hechos. Todo lo superfluo, todo lo que no conduzca a algo probatorio resulta ser inútil.
¿Cómo se desgrana la trama? ¿cómo se explican las cosas? ¿por qué unas valen y otras no? .
Detalles, aspectos, regodeos casi concupiscientes y vericuetos legales...
En fin, yo veo que las cosas de verdad -donde está la pomada- se gana en los juicios. Por alguna razón EE.UU. es el país de los pleitos y los abogados; sin embargo en nuestro país el pleito tiene muy mala prensa, debido a nuestro característico complejo de quijotes. El abogado es tachado de picapleitos de forma muy despectiva.
Bien, por hacer ya chanza y chacota, le digo:  
cuando quieras te doy una charla jurisprudente con los no considerados aspectos médico-festivos de la cuestión. Darían lugar a otros 2 ó 3 foleos.

Y, por supuesto, los aspectos jubiloso-celebrativos
No cabe duda, tú tienes que invitar , ¡y bien bien! Entiende que nos tenías mal acostumbrados con las humillaciones y ofensas recibidas y nos tenemos que resarcir todos aquello que todavía increíblemente te estimamos molt y que no son muchos desde que te fuiste con PP Isbert.

Y otra más, relativa al comentario en "El mundo de Canela":

Que bueno nos es dado
haber lugar en solaz,
un ver-despacio contemplar,
haber un huerto recoleto,
un paraíso despistado.

Hallar una cantina luego,
nos diría Alvaro Cunqueiro.
Un convento procaz
un can leal hortelano
y un canalla, compañeiro!

(y tú, humillado,
no te ofendas
que has ganado,
toda vez que el juez,
por tí, ha fallado!!)