No se asusten, no es un consultorio sexual, aunque sus servicios te dejan al pie del orgasmo, siempre interruptus. Dada mi situación laboral (que es la de muchos) me dejo caer por allí, de cuando en vez. No espero encontrar ninguna bicoca adecuada a mi depurado perfil, ya dijimos, de ciencias sociales, pero han abierto la veda para los puestos en ETCOTE, muy solicitados en los tiempos que corren, tanto para los alumnos-trabajdores, como para el personal directivo-docente. En este programa público, cada vez más caro, he venido recayendo a lo largo de mi dilatada vida pofesional.
Pues bien, a la cola llega una señora gorda de Gargantilla, la recuerdo porque antes tenía la más inmunda tasca de aquel "corral de cabras", lindeza que le dedican al pueblo sus vecinos, más distinguidos, de Hervás.
Con la pitarra solían ponerte unos cueros fríos, adobados en pimentón, unas olivillas, morcilla calabacera, algún tomatito, en su tiempo, con unas piedrecitas de sal... mu rico to. Y todo, menos los cacahuetes, producto no digo ya del país, sino de la propia economía doméstica.
Ahora diré lo que ocurrió, quizá hace una década, y no le pongo ningún condimento:tal como fue. Mi hija pequeña iba a mi espalda, lo recuerdo bien...
No era sitio que cumpliera las normas de pulcritud ni manipulación de alimentos que hoy ya se exigen para un establecimiento de este jaez, ni creo que nadie se asustara por ello. Ya digo, la señora atendía a la parroquia, igual que atendía otras faenas: escalera parriba, escaleras abajo de la vivienda, y en trastienda el retrete de 1/2 m2 y más adentro quizá un corralillo donde alguna gallina carareaba. Ya digo, la señora trajinaba. Con absoluta naturalidad, entra al retrete turco, hace sus necesidades (se oye, tal como el poeta lo oye al final del pasillo, Neruda) tira de la cadena (se oye, tal como se oía antes en el Sud-express cargadito de emigrantes portugueses y algún estudiantillo entreverado) y acercándose a la barra, donde ya nos había puesto el vinillo antes, mete la mano en un cántaro donde bucean las aceitunas encurtidas y te las dispensa en un platillo metálico (que hasta hace unos segundos recogía los pipos dejados de los que ya salían por la puerta)
Me recordó la del camarero que sirve las mesas con el dedo gordo metido en el plato de sopa (lo cuento):
"El comensal le dice a éste -oiga, que tiene el dedo metido en la sopa. Ya -le contesta- es que tengo un espundio purulante y me ha dicho el médico que lo debo tener metido en caliente. Quiá! y por qué no te lo metes por el culo, cacho cabrón!!. Y le contesta el camarero: -eso es precisamente lo que hago entre plato y plato"
Ahora son las fiestas allí, la basta señora llega al Sexpe sin respetar la cola de los mozos que vienen a echar su solicitud de participación en el proyecto, y va y le dice a la técnico (muy guapa esta mañana para ser lunes), y sin cortarse un pelo, que si puede hacer la solicitud por su hijo, que el pobre (textualmente) no puede venir porque está de fiesta y ahora mu malito en la cama.
-¡¡¡No te jode!!! (manda cojones, a dónde hemos llegado)
Claro, entonces me acuerdo de lo dicho por el muy sensato Durán i Lleida, aunque viva en el Palace de Madrid... Si es que no puede ser, la cultura del subsidio ha hecho un daño tremendo a una generación entera de extremeños de nueva planta.
¡Y eso que ayer vi a JC, el retirado mesías extremeño!! el que devolvió la dignidad a este compungido pueblo, pero dejó la pesada joroba del subsidio, adobada a la espalda del clientelismo.
Barrio Perché. Gargantilla |
Con la pitarra solían ponerte unos cueros fríos, adobados en pimentón, unas olivillas, morcilla calabacera, algún tomatito, en su tiempo, con unas piedrecitas de sal... mu rico to. Y todo, menos los cacahuetes, producto no digo ya del país, sino de la propia economía doméstica.
Ahora diré lo que ocurrió, quizá hace una década, y no le pongo ningún condimento:tal como fue. Mi hija pequeña iba a mi espalda, lo recuerdo bien...
tabernera @Carlos Valcarcel |
Me recordó la del camarero que sirve las mesas con el dedo gordo metido en el plato de sopa (lo cuento):
hasta que encuentre una mejor, este es fumador |
Ahora son las fiestas allí, la basta señora llega al Sexpe sin respetar la cola de los mozos que vienen a echar su solicitud de participación en el proyecto, y va y le dice a la técnico (muy guapa esta mañana para ser lunes), y sin cortarse un pelo, que si puede hacer la solicitud por su hijo, que el pobre (textualmente) no puede venir porque está de fiesta y ahora mu malito en la cama.
-¡¡¡No te jode!!! (manda cojones, a dónde hemos llegado)
Claro, entonces me acuerdo de lo dicho por el muy sensato Durán i Lleida, aunque viva en el Palace de Madrid... Si es que no puede ser, la cultura del subsidio ha hecho un daño tremendo a una generación entera de extremeños de nueva planta.
¡Y eso que ayer vi a JC, el retirado mesías extremeño!! el que devolvió la dignidad a este compungido pueblo, pero dejó la pesada joroba del subsidio, adobada a la espalda del clientelismo.