martes, 6 de diciembre de 2011

Un burdo caso de plagio III

Sr. X

Tras su mensaje he de hacerle una serie consideraciones a las ya aportadas en la carta que remití al Sr. Presidente de ATUVA ("un burdo plagio I", en "un burdo caso de plagio II" se aportan las pruebas), de cuyo contenido no dudo que Vd. haya tenido cumplido conocimiento

1. Conocer sus explicaciones
Para mí es importante conocerlas, de verdad que sí. Cuanto más se explica, mejor se retrata Vd. Conforme a ellas, y no sin ellas, hago las valoraciones que me corresponden o me parecen más oportunas aunque, claro es, pueda equivocarme, seguro. No es justo de ninguna manera valorar sin conocer.

2. Sobre la peregrina explicación que aporta como atenuante.
Me refiero a cuando habla de la propiedad intelectual -copio textualmente sus palabras-... "simplemente…a mi me copian continuamente en algunas cosas..."(cita dos medios de información locales y dos etc.…) como si eso fuera un atenuante o tuviera que ser yo como Vd. quiere que sea.
Permítame que le diga que a mí me es exactamente indiferente lo que haga o deje de hacer con esas sus cosas, lo cual es de su entera incumbencia, ya sea por el consentimiento dado que Vd. posiblemente otorgue o por su probada vocación de servicio. Me parece atrevido por su parte pretender que se apliquen a las cosas de los demás lo que permite que hagan con las suyas. Su parecer y el mío distan en esto bastante, y su situación y la mía son obviamente diferentes. Déjeme pues, por favor, que yo le conceda la importancia que crea más conveniente a estas mis cosas y siga Vd. -si quiere- instalado en la levedad de las suyas. Yo no le diré nada. Que Vd. opere de otra manera distinta a la mía no habla precisamente en favor de la consideración que le merece la propiedad intelectual.

3. El desconocimiento de la autoría del libro, otra excusa peregrina.
Que conozca o deje de conocer quiénes son los autores del libro de referencia no altera lo sustancial del caso. Lo sustancial es el plagio y el atentado contra la propiedad intelectual y no quienes fueran los autores del libro, estos o aquellos.
Si Vd. es acaso el único responsable del fusilamiento del texto sigue obstinadamente sin reconocerlo.En lugar de ello, con tapujos, no hace más que emborronar la cuestión con nuevas divagaciones. Lo cierto es que cualquier observador puede reconocer el plagio; que Vd. lo reconoce implícitamente con sus palabras, y que la Ley 1/1996 que protege la propiedad intelectual no contempla para nada que el desconocimiento de los autores sea considerado una circunstancia eximente.

4. La exageración de la falta
No me exagere, la cosa "no es para matarle" ¡claro que no! Estamos hablando de una falta (Der. infracción voluntaria o culposa de una norma) y no de un delito. No es necesario que nos demos tanta importancia... Me quiere convertir en un Torquemada que no pretendo ser y tampoco creo que Vd. se crea un cristiano nuevo judaizante. (¡Ni que fuera esto una escena de "Los Conversos" de Hervás)
Si creo, insisto -si acaso es el único responsable del plagio- que es un magnífico burlador; muy burdo dado la calidad del trabajo, y que frivoliza no poco si cree que estas cosas pueden hacerse impunemente, aún en el supuesto de desconocer los autores del libro. Extremo éste, por otra parte, que dudo, ya que el libro va a cumplir una década en las librerías y le considero persona que debe estar muy bien informada.

5. La inversión de papeles.
Empiezo ya a pensar que es un lobo disfrazado de cordero e intenta invertir los papeles para confundir al público asistente a la "función" (Los Conversos). Quiere Vd. mostrarme como el verdugo despiadado y ambicioso y se reserva para sí el papel más amable, el de la candorosa víctima que se gana el "corazón" del público. No, por aquí no paso. Incluso recurre al embaucamiento con maniobras de alabanza, dorándome la píldora sin venir a cuento y aduciendo que mi texto -son sus palabras- "está muy bien y a mi (a título personal) me gustaría se quedara" (en la página web). O cuando dice que "es un buen texto", al mismo tiempo que anuncia que "se retira de la página lo que solicitas y ya pondremos otro texto" o "pierde cuidado que se quita". A mí me da igual lo que se ponga en la web de ATUVA.

6. El dudoso (por tardío) honor de estar en la página web de ATUVA.
Parece que deja a mi elección el estar o no en la web. ¡Si yo no lo he pedido, válgame Dios! y no le voy a dar ese gusto. En las actuales circunstancias... ¿Qué me quiere Vd. ahora, que solucione yo el desaguisado, premiarme por una contribución involuntaria? ¿Me deja Vd. que lo decida, como una concesión al autor burlado?. No, por favor, ya es suficiente, no me parece un honor este premio tardío, sino un arreglo barato. Aunque sea mover las aguas del molino para atrás, para mí la cuestión trascendente es de naturaleza ética. No sé si le suena este concepto. Cómo se debiera haber hecho y no se hizo, lo que no tiene vuelta atrás. Lo expliqué en la carta remitida al Sr. Presidente. En las actuales circunstancias, no siento especial agrado ni por aparecer ni por lo contrario. Aplicando su propia ética, pueden hacer por tanto, como hasta ahora han hecho, lo que estimen más oportuno.

y 7. Su despedida y la mía
Si como dice en la despedida todavía me aprecia y presume de tener motivos para ello: ..."que siempre te he contado entre las personas que por diversos motivos  uno aprecia y quisiera siguiera siendo así”, ya lamento no ser tan generoso como Vd. en los aprecios que me inspira. ¡Curiosa forma tiene Vd. de demostrármelo! Con amigos así, mándenme enemigos...
Si todavía conserva algún atisbo de lo anterior no me venga con pamplinas cuando afirma y reafirma acerca del texto plagiado y de su supuesto factótum felón: "...no sé desde cuando está ahí, ni quien lo puso, en serio que no lo sé, se ha dejado al renovar la página..."  ¿Advierto en ello golpes de pecho o es un nuevo reculaje para evadir su responsabilidad?. Imagino que todavía pudiera conocer o averiguar algo sobre ello. Si no me equivoco, fue Vd. responsable de ATUVA cuando la creación de la página. Por otra parte, no considero acertada la simpleza de su corolario final, cuando dice que "simplemente... el fallo fue no preguntar de quién es el texto" ... para dejar zanjada la cuestión.

Si tanto de verdad me aprecia, ya puestos ¿Por qué no dedica Vd. algo de tiempo en averiguar quién fue o fueron los que "empotraron" el texto de forma tan poco decorosa en la web? Pedirle o pedirles que tengan la gallardía de mostrarme de forma clara e indubitada las disculpas que merezco. Quizá no tenga que invertir mucho esfuerzo en esto y le baste tan sólo con mirarse un momento en el espejo.

Excusará entonces que no me ponga en contacto con Vd., que no haga siquiera intento por visitarle, tal como me sugiere a su lugar de trabajo. Y a ser posible, que no nos hagamos perder más tiempo, dejando ya definitivamente cerrada la cuestión, como le propongo.

Atentamente.