Muestras de un conejo San Justo de la Vega, 2011 |
Son cagadas frescas de conejo, todavía están húmedas y olorosas de su paso reciente por la cloaca del roedor.
Ahora que pusiste esa bonita canción sobre las liebres, me pareció oportuno continuar con su hermano el conejo.
Los escarbaderos de los conejos y las cagalitas son lo que los cazadores llaman "muestras". Ya sabemos la necesidad que tienen los conejos en desgastar sus incisivos y uñas, y de paso entrenan con vistas a futuras viveras o galerías conejiles.
Cualquier montesino medianamente informado sabe que la frescura de la tierra excavada y de las deposiciones de los bichos indican una presencia reciente. Una cantidad importante de muestras señalan una población activa y numerosa en el nicho ecológico en cuestión.
Es significativo que cuando las enfermedades los diezman, (Mixomatosis, la del morro que decimos, una epidemia que los deja ciegos y acaba con ellos por miles), desciende el número de muestras frescas.
Muchas muestras antiguas, con cagadas secas, y pocas recientes indican el paso de la epidemia por el lugar, o la extinción si no hay presencia de rastros frescos.
La segunda razón para esta entrada, después de la de acompañar a las liebres, era poner el énfasis en un hecho que a mí me resulta asombroso, bueno, medio en broma, y es la urbanidad y educación de estos roedores . ¡Tienen sus cagaderos fijos! Creo que ya dije que no se andan cagando por ahí, al albur de las geografías, como hacen otros mamíferos ad libitum.
Ahí os dejo al Conejo Blas, que no es la Curruca Blasensis, en una grabación de una película mejicana, Tres Huastecos, donde cantaba Pedro Infante.
Salud
Ramiro