jueves, 17 de noviembre de 2011


Aunque el sol salga cada mañana, el sol no sale porque está. Está siempre. El sol está fuera cuando nosotros salimos. Somos nosotros los que ofrecemos nuestro rostro enjuto. Nuestro rostro es desigual, en unas partes incide más que en otras, porque nuestro rostro además está arrugado y la proyección de la luz solar no es vertical.
El agua, el otro componente fundamental para la vida, es más caprichoso en su reparto, su provisión depende del clima. Una vez en la tierra elige sus propios caminos, aunque labor del hombre es querer domeñarla y conducirla a su antojo. Cuando tiene el capricho de dar, la tierra tiene que estar preparada para recibir.
A este juego se adapta la vida y en ella el tiempo se duerme