jueves, 17 de septiembre de 2015

Bukovina, Besaravía y la chica de Orán

Besaravia y Bukovina

Abriendo corte en monte de avellanos
Katalin besaravio
Aunque resuenen, son dos regiones europeas que nadie sabe dónde están.
¿Y dónde están? ¡Quién lo sabe y a quién le importa!
Allí donde los últimos imperios se jugaban el bacalao. Marcas marcadas. Tuya-mía, mía-tuya... Que si Viena, que si Moscú, que si Estambul. Ahora para tí, ahora para mí.
¡Ay, la Vieja Europa, herida de muerte otra vez! 
La Besaravia hoy está entre Ucrania y Moldavia. Zadnistria, para los rusos.
La Bukovina hoy, entre Ucrania y Rumania. Zakarpatia, idem. Búsquenlo y no me pregunten más.
¡Y qué jóvenes y apuestos son sus hombres! Gladiadores laborales en destacamentos mercenarios. 
Ahora duermen -oigo sus ronquidos eslavos- en el barracón del camping mientras esto escribo. Comen puré de maíz, lo hacen como gañanes... pero es que trabajan como bestias, abriendo el monte como nadie lo hace para que la electricidad bien llegue a nuestras casas.
¡Ay, íluso de mí, explotando de nuevo el complejo de Espartaco en el circo romano!
Ah, de esto habrá que abundar más; mientras tanto, busco tiernamente el calor en la barra del cafe "Champollion" en Figeac y sueño con el cariño amable de la hermosa chica de Orán que me sirve tan generosamente los vinos de Beaujolais (creo)

Zoráh, pour la nuit Le 5me.

Zoráh (igualmente mercenaria) mañana volveré a verte. ¡Á demain, mon amour!

Champollion, la place, elle méme, pour le matin
 Champollion, el padre de la egiptología, figeacano. descifró la piedra roseta.
Nota: ¡¡No es el calvo que se toma su café noisette!!