La jungla está poblada por fieras salvajes,
delicado ecosistema que no perdona débiles,
nómadas hordas con el cobre oxidado
que golpean con ahínco las puertas de Bizancio.
Vienen con pies cansados los tigres de diente de sable,
fieras que se mueven por impulsos atávicos,
un hambre atrasada de justicia
y ecos antiguos de orientales dolores...
Abandonados sus milenarios campos feraces,
perseguidos por depravado depredador
se agolpan ante la urbana jungla de autovías.
No encuentran las puertas de Bizancio!!
Ocupan caminos, parques y plazas,
comen las hojas de árboles ornatos
ensucian el ágora que Sócrates pisó.
y encerrados son en la jaula del Partenón.
Que no pasen el Gólgota balcánico
que no crucen la mancha acua del Canal.
Trágueselo pues Hélade,
heredera difunta de Bizancio!!
La jungla ya no es la barbarie,
La barbarie es lo que las fieras se encuentran
(jalonada de concertinas)