jueves, 4 de enero de 2018

Skatological dream!

Skatological dream
Se produce la paradójica confluencia semántica del término Escatología.
Por una parte la preocupación por los excrementos y por otra el fin último de la vida o existencia humana, en su ánimo de trascendencia. Es curioso el caso, y queremos explicarlo aquí.

Excluyendo el sufijo común lógos (λόγος) que significa estudio, utilizado para las ciencias, provienen de la misma raíz:
1. Skatós (σκατός) ó Eskatá, que un griego rápidamente te dice que es ¡mierda! palabra que emplea a diario en su vocabulario coloquial, igual que hacemos nosotros cuando algo te sale mal. En consecuencia, escatología vendría a ser el estudio de los excrementos...

2.  Y Ésjatos (έσκχατοσ) que significa último, o sea, el destino último del hombre tras la muerte  cuando el cuerpo está ya destinado a su descomposición. El vértigo que te entra cuando todo se acaba. A no ser, claro, que te conviertas en adorable momia, como Vladimir Ilich Uliánov.

El amigo en pleno rapto leninista, con su permiso
Ambos significados confluyen por  mágica transcripción del griego a la misma palabra hecha ciencia: la Escatología

Pero seguimos sin dilucidar las cuestiones fundamentales: 
¿Cuál es el destino final del hombre, de nuestras almas y de la humanidad entera? ¿Qué será de nosotros cuando hayamos muerto?
Y queda claro que hay dos finales. El del cuerpo y el del alma. 
Un futuro con gusanos y otro sin gusanos, uno para el que no quiera creer y otro para el que quiera creer. Lo que nos da pie para un final abrupto y resolutivo:
Pues tiremos de la cadena.
¡Que pase el siguiente y que deje su presente!
Que viéndolo bien, el presente es un regalo. Y el regalo, la vida.
Por eso nos consuelan tanto la terrenal Escatología, la que nos asegura el campo abonado y fertiliza la tierra, como la sublime Escatología -la materia etérea de la Teología- dispuesta a echarnos un cable allí donde la biología marxista-leninista no llega ni puede llegar. Gracias Jesús Alonso por la iluminación de tu rapto: 
Más allá de la muerte y la descomposición de los cuerpos hay vida. Porque estás vivo ¿no, Jesús?