Un jardinero le dice a otro: nos veremos cuando podamos.
Los que nos gobiernan, que son los mismos inútiles de toda la vida de dios, se dan cuenta tardía del grande daño provocado con los deshacios, del desgarro que produce en el ya maltratado tejido social. Una consecuencia al fin y al cabo muy coherente con la crisis.
Ahora, parece, han llegado a un estado de sensibilidad útil para la comunidad y casi nos piden que se lo agradezcamos, porque no se habían dado cuenta antes. ¡Vaya por Dios!! Y se ponen de acuerdo los partidos mayoritarios para frenar los deshaucios, mientras han permitido la pervivencia de una ley injusta y artera.
Cambiaron la constitución con nocturnidad y una llamada de teléfono pero para esto necesitarán comisiones y conferencias. Para los codiciosos bancos y cajas, que son los que nos deshaucian, respaldados por unas leyes que hicieron los anteriores, no les faltó tiempo para que recibieran las ayudas con el dinero de todos.
¿Qué podemos decir?. Una vergüenza, o peor aún, una plaga.