El presente continuo es una acción que está sucediendo y que añora su consecución, ya sea por acciones inútiles, ya sea por apasionadas. Pero no acaba nunca este jodido presente continuo, que quiere estar siempre con nosotros, quiere quedarse, nos agobia y nos ofusca.
Hoy es día -dicen- consagrado del agua y mañana ya no: esto anticipa otro gran misterio doloroso, el que aflige a los paseantes del Vía Crucis Español (¡!) Todos pendientes de lo que el cielo nos mande!
Hoy los "on-line news" se frotan las manos porque amanecemos con nivel de alerta 4 que como todo el mundo sabe precede al 5. Es un espectáculo.
Hoy el 5 se lo lleva Bruselas, donde nació Jacques Brel, ese loco enamorado.
Hoy los malos dirigen el golpe al centro de la nave (en el momento que escribo estas líneas) a ese ágora difusa europea, cueva confusa de Alí-Babá.
Hoy se sellan las fronteras nacionales de la torre de Babel (y también las internacionales) Asombrosa la hemorragia tempestuosa de la máquina de seguridad.
Hoy otro circo mediático-temático se despliega ante nuestros ojos que intenta abrumarnos. Hoy (como todos los días) compiten todos los canales para ver quién la tiene más grande, concurren los expertos todólogos para demostrar quién sabe más y la mete más adentro.
Todo lo que hasta ayer importaba algo, hoy carece de sentido mentar o recordar, pierde actualidad y es ocluido por la nueva amante.
Hoy lo que nos importa es la amante del perrito que cantaba JB.
El presente continuo es una verdad líquida, evanescente. Y la pregunta es:
¿Hacia dónde bombea el corazón Europa?
¿Hacia dónde bombea el corazón Europa?
¿Hacia dónde quiere que las noticias vayan?