martes, 6 de febrero de 2018

El barón rampante en Perdigón

El barón rampante
El Perdigón
Si, si. Urdangarín.  Este chico promete.
Recorte de prensa (30/12/1997) de La Opinión de Zamora con orgullo enmarcado en la Bodega La Antigua en el pueblo de El Perdigón, no lejos de la capital donde Claudio Rodriguez componía sus versos y Agustín García Calvo localizaba su Manifiesto Antinacionalista.


A la derecha, escudo de perdigonés
El día de los santos inocentes el lechón se comió un cabrón, el cabrón no dijo nada. 
O bien digamos, el cabrón se dedicó a la mamandurria, lo que hizo con alevosa deleitación.
Ricas mollejas se jincó el guapo barón rampante.
Nos cuenta el cronista que fue, nada menos, el duque de Mallorca, mas yo creía que era tan sólo de la ciudad de Palma (le vi yo la la placa al lado de El Borne)
Pero no, tenía que ser toa la isla para él, el esbelto varón, el barón empalmado con la pelota en mano. 

Y aún hay mas. 
El dueño no creía verse digno ante tan ilustres visitantes.
Dice cronista que reaccionó con estupor. ¿Será que sería estupefacto, absorto, impresionado, incrédulo... ?
¿O se anticipaba visionario a los aires del atraco? 

Y de postre arroz con leche. 
Y el regalo del posado de la foto.
(Seguro que encima se fueron sin pagar, 
 un simpa de tahur handboléico)

          Y el tiempo vuela, en ese mismo mesón bodega.
    
 


  
Estampas tauromaquicas de Goya, azulejos enmarcados junto a Urdangarín