Cuando era más joven uno de mis amigos de la ciudad de piedra me llamaba "quili". Siempre les estaba hablando de las virtudes desconocidas de la sierra de las Quilamas. De algún modo ese espacio representaba un santuario para mí, no sólo natural, también místico (en el sentido griego del término) y era el destino de muchas de mis escapadas. Esa pasión nunca se ha ocluído, porque por suerte sigue siendo un terreno difícil, poco accesible y desconocido a nivel del turismo rural que ahora nos inunda.
Histeria quilama
Otro día hablaré de la historia de esta cueva, conocida como la "cueva de la mora". También cueva de "Las Quilama"
