Algún día nos acordaremos de esta hora más que cae en un cesto perdido.
En aquel trance reclamaremos esa hora de vida, ese segundo que pasa por nuestra conciencia sin avisar.
La reclamaremos para hacer lo que no hicimos, para decir lo que no dijimos, para amar lo que no amamos.
Sentiremos que la vida se nos marchó en un suspiro,
que fue un impulso sin apenas sentido,
que probablemente estaba dentro de una obra superior.
Dejaremos en la trastienda todo el equipaje baldío.
Donde vamos volveremos a estar desnudos y sin tiempo.