Seré breve, al menos una vez. Esta cita del pensador inglés me impresionó sobremanera, desde la popa.
No lamentamos vivir al margen de la comprensión y simpatía de otros.Estamos seguros de perder algo en ello, pero nos compensa nuestra independencia de las costumbres, opiniones y prejuicios de los demás,y no sentimos la tentación de abandonar nuestra paz espiritual por unos fundamentos tan quebradizos.Bertrand Russell (1872-1970)
Algún día hablaremos más de él. Desde la filosofía fue el primer pacifista sensato que conocí, quiero decir su lectura, alentada por mi primer profesor de Filosofía en bachillerato.
No he olvidado su nombre y quiero recordarlo: José Luis Menchén Herreros.
Unos años más tarde no tuve más remedio que declararme objetor de conciencia.
No he olvidado su nombre y quiero recordarlo: José Luis Menchén Herreros.
Unos años más tarde no tuve más remedio que declararme objetor de conciencia.
Sin embargo JLMH no era propiamente filósofo, era filólogo y su especialidad la lengua y la literatura. Creo que fue su primer destino Arnedo y coincidió con otro neodocente, ambos solteros, en nuestro instituto Celso Díaz. De hecho eran amigos y alquilaron juntos el piso donde vivían. Estos jóvenes profesores hicieron lo que podríamos llamar amistad con los alumnos de letras que estabamos en lo últimos cursos, 3º y COU. Yo tuve clase con ambos porque hice una cosa rara que era una opción mixta: letras, con matemáticas y física.
JLMH era el filósofo y el otro, cuyo nombre no recuerdo, el físico.
No tenían más de 25 años, licenciados brillantes, el primero pelo liso y pegado, gafas, con barba bien perfilada, aspecto intelectual y el otro con el pelo afro, afeitado con bicicleta y aspecto más hippy y vividor.
La pasión por los libros de JLMH era extraordinaria, cada día de clase nos glosaba, sin exgerar, una docena de referencias bibliográficas. Le apasionaban los clásicos, la simbología, la tauromaquia, la psicología, el ensayo, los intelectuales de la República y la Institución Libre de Enseñanza. Y de autores, recuerdo su devoción por García Morente, Cirlot, Bergamín, Jung, Durrell...
He visto que hizo en el 1999 una traducción cojonuda de Homero, editado por Santillana.
He visto que hizo en el 1999 una traducción cojonuda de Homero, editado por Santillana.