jueves, 28 de diciembre de 2017

Irredento destacamento

la pandilla de gañanes cosacos con el amigo cazador del capitán, atrás
El capitán geógrafo Mkrtchyan emprende nueva aventura solsticial por el confín de la raptada Europa. Al servicio del Zar se pone al frente de un destacamento de ucranios suicidas procedentes del Донецк (Donetsk) Su-Misión, pastorearlos. 
Estos cosacos del Don matan por el Самогон (samagón, el vodka casero de maíz) Y no pueden vivir sin el сало (salo, pronunciado sala, el tocino salado y pimentado) Una vez empiezan a beber ya no paran hasta caer en trance suicida y pueden cometer cualquier locura antes de se acabar... El capitán lo ha visto muchas veces, lo sabe pero no puede evitar el candor etílico. Los síntomas son engañosos al principio: tan pronto se adoran y se quieren eterna y jubilosamente, como de repente se abren el vientre como si tal cosa; con pasmo y fruición se contemplan el intestino fuera.


Cuando llega la pavorosa похмелье (pajmelia, la resaca) y con él el delirio, el capitán actúa con extrema frialdad: aprovecha el bendito momento de la comunión, cuando yerguen sus brazos como troncos para ensalzar la amistad imperecedera de los pueblos, algo por lo que ya han brindado cien veces. Sólo entonces se puede evitar la tragedia, es el momento de cantar, cantar fuerte y pavoroso, cantar al estilo pavarotti... Cantan por el Don y su vega dulce y sinuosa, cantan por la madre que los parió, por los caballos de la estepa, por la tierra negra y cencellada, por las mujeres de largas coletas, por el tomate llamado pomidor y sus variante pomidorchiki...



Camaradas gregarios y mercenarios del Bogatyr se alistan a las misiones mas duras y arriesgadas en la frontera. Y juran fidelidad a su capitán que saben que nunca les abandonará cuando levantan los brazos con sus copas. Trabajan, comen, duermen y beben juntos, las holganzas y aliviaderos no son permitidos. Son cosacos recalcitrantes y sólo necesitan un capitán amoroso que les cuide y protega de sí mismos.  Son estajanovistas y volverán, como el arriero yangües de sus buhonerías, a las tierras del Don apacible de Shólojov cargados con el botín: euros obtenidos en la foresta francesa.

Coyundarán con su Natacha, con su Lenochka o con su Svetochka... y al año siguiente habrá mas cosaquiitos, con su compulsiva y genética tendencia autodestructiva.
¡Menos mal que el capitán Mkrtchyán los cuida!