viernes, 11 de noviembre de 2011

Sol, solet



Oviedo 2011

Sol, solet, vina´m a veure,
vina´m a veure;
sol, solet, vina´m a veure 
que tinc fret.

Sol, solín, ven a verme,
ven a verme;
sol, solín, ven a verme
que tengo frío.

Es una canción tradicional catalana que Pau Riba grabó en 1975 para su disco Electroccid Áccid Alquimístic Soc, Soy un alquimista electroácido.

Entonces el rock layetano, y el jazz-rock, habían demostrado ya su poderío con bandas como la Mirasol, la Companyia Elèctrica Dharma o Iceberg, y músicos que saltarían a la escena nacional como Max Suñé o Kitflus. Y el Jaume Sisa era ya el payaso divertido que siempre fue. El futuro Ricardo Solfa.
Escuchábamos también a los gerundenses Atila y aquella canción Visca Catalunya, que tanto nos prestaba, interpretada en un cresccendo con toda la pasión de los tiempos preautonómicos y predemocráticos, cuando Paco aún vivía.

El disco de Pau se grabó entre mayo y junio. Nadie sospechaba, en ese momento, que no saldría el sol hasta el 20 de noviembre, un sol ya fatigado y tibio, no obstante, de finales del otoño. Eran ya muchos años de crudo invierno, incluso en pleno agosto.
Salió, sí, y quiso calentar, nos amontonábamos en las olvidadas solanas de antaño para verlo y disfrutarlo. Pero fue un sol ruin como la vida ruin y sombría que se acababa de apagar.

No hemos conseguido restañar ninguna herida. No dimos tiempo a que se secaran, las postillas ahí siguen y algunas supurando. Somos tan cainitas como de costumbre. Qué curioso, por esos tiempos Pau le puso a uno de sus hijos, que lleva ya años haciendo música también, Caí (Caïm?), Caín. ¡Eso es maniqueísmo bien entendido!. Y buen humor. Y en catalán suena mejor.

Ahora, en un lenguaje más sutil y perverso, nos amenazan con nuevas sombras, a toda Europa otra vez, con una guerra sorda que acabe por hambre con los resistentes. Pululan los colaboracionistas. Porque nuevamente la política traiciona los ideales humildes de la mayoría vendiéndolos al mejor postor.  Se disponen a aplicarnos, ya empezaron, una especie de invierno permanente en el que el solet será propiedad de los especuladores.

Sol, solet, ven a vernos, caliéntanos el corazón, ¡o que se hunda el misterio!

Salut y calor.

Ramiro.

6 comentarios:

  1. Jo! parece que hemos vivido en cierto paralel-lo, aunque en honor a la verdad se nota tu adelanto. Unos abren a otros. En Arnedo, bien jovencico, también viví cierta fiebre catalana; desde luego eran los más avangard, en todo. Tampoco era un yo tan electroácido, aunque bien recuerdo, en consonancia con el nacimiento de mi conciencia civil (más que política, aunque tamén)el descubrimiento de Lluis Llach y su gener y los por tí mencionados Dharma, así se llamaba una de las peñas más afamadas, como casi todas en una cueva: muy psicodélicos, psicotrópicos y psilicóticos como tú. Recuerdo a otro, un tal Muntaner, el Raimón a mí no me gustaba, me parecía un pichafloja. Luego estaba la parte vasca, Mikel Laboa, más cercana para mí -ikimilikiliklik- aunque esa es otra historia.
    Como curiosidad, mencionaré que mi padre me llevó de comparsa a uno de sus viajes, como premio de algo, sería por mis buenas notas (las tenía en esa época)nada menos que a Barcelona. Jo! en plena fiebre, la primera Diada de la democracia pajillera, creo que el 77. ¡Cómo aluciné! hablaban de verdad otra lengua, era otro mundo, tan diferente al agroindustrial en el que vivía. Iba con el hijo del representante de la firma en la que trabajaba mi padre, la más importante industria de Calzado de Arnedo, La Cadena ¡la felicidad de sus pies! Ambos padres eran muy amigos. Sabía su nombre, pero se me ha olvidado. Era furibundo nacionalista, tan chiquito como era, igual que yo. A mí lo que me dolía era el desdén, sino rechazo, que nos tenían a los españoles y el mucho daño que les habíamos hecho. eso me dej´´o marcado, pero claro, yo no iba a pagar esos platos rotos y me defendía como pude, en espíritu, sin saberlo, yo ya era anarquista. En aquella época el anarquismo olía a Catalunya.

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  2. Sólo soy más mayor. Esta banda que mencionas, el Raimon, Llach, Laboa..., que también compartimos, era la de los cantautores que intentaban una música más deliberadamente política. La de Pau o el Sisa era la banda jipi, que usaban y reivindicaban también el catalá, su lengua materna, pero desde una perspectiva más burlona, tal vez cultureta, y usando el rock como vehículo. Sin duda son más ingeniosos y variados en lo musical, e igual de efectivos en lo político que los primeros.
    Se me ocurre una comparación que no es exacta pero puede dar una idea en el contexto americano. Son los Grateful Dead frente a mister Zimmerman Dylan.
    Y en la familia del Pau Riba, mayorquines conservadores, hay tradición lírica catalana, además. Pero no había mayor oposición entre ellos en los objetivos, a nosotros también nos gusta mucho el ikimilikiliklik de Laboa.
    Angallés! El monje.

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  3. Mallorquín era un monje, como tú, mu cojonudo, como tú, llamado Ramón Lluc. Conocí su asiento en un remoto eremitorio de la Isla. Allí estuve trabajando hace tiempo y aprendí a entender en la intimidad a los payeses, que les costaba de cojones hablar el castellano. Resistentes a las hordas germanas. No se pueden quejar los baleares, porque un conspicuo bankero chueta se encargó de sufragar la guerra de Franco. Qué jodio! a lo mejor era familia de Marx, Karlos.

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  4. me he olvidado de la H, de Lluch, y del otro, March, Joan

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  5. Esa dificultad para expresarse en castellano se da también en el norte de Girona, Lérida y en muchos pueblos norteños de Euskadi. O en la Galicia profunda. Y es lógico, es su lengua, viven en zonas altas y, en ocasiones, aisladas, y sin embargo son capaces de hacerse entender también en nuestro idioma. ¿De cuántos de nosotros, castellanoparlantes, se podría decir lo mismo, que hablen catalá o euskera? Creo que siempre debemos agradecer y valorar su esfuerzo, aparte de que ellos demuestran y podrían presumir de su bilingüismo; sólo es más cultura, casi nada.
    Al catalán que se sabe catalán, pero tampoco renuncia a ser español le gustaría saber que nosotros ponemos a su idioma en el mismo nivel que al castellano, aunque sea más minoritario, tan español como el vascuence de quienes, tampoco allí, renuncian a la doble nacionalidad.
    Ese modo miserable de mirarnos unos a otros es parte del cainismo de este país, que nos pierde. No se trata de tolerancia, una concesión al más débil, creo que debemos sentirnos orgullosos de la diversidad de esta tierra y el nivel de algunas regiones.
    En cualquier caso no comulgo con ningún nacionalismo, todas las tierras y pueblos me gustan y en todas partes encontré miserables.
    Salur y agur! Barbaro...

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  6. Soy de tu misma opinión, eso sí, me joden los nacionalismos por cojones. Al principio yo novivía en Palma, aunque si empalmado, estaba solito, las niñas pequeñas. iba cada 15 días a Hervás chupé mucho avión. Coincidía a veces con gente conocida, una vez asiento con asiento con Bebo valdés, el octogenario (entoces, hoy sería nona) músico cubano, pianista, padre del más famoso chucho. El entonces empezaba a ser reconocido tras la película que hizo con Trueba, en el 2000. Me contó cosas mu sabrosas. ¡Que gran Caballón! toda su banda iba sopa en el avión, incluido su hijo más pequeño, que no tenía los veinte, de su penúltima mujer, una sueca.

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