Se prestan ínfulas
los altos dignatarios
las señorías del mazo
los fátuos mandatarios,
de Baratarias ínsulas
hechos majestades.
No aciertan a ser lo que son,
acaso a duras penas son
príncipes villanos,
por comunes vicios afectados,
los que a todos aquéjanos.
Son ruines, mezquinos,
avaros ávidos,
bravos ignorantes
de su propia inutilidad
El azar o el errático destino
les dejó allí encumbrados.
Hállanse con poder inusitado,
sin autoridad desalmados,
sin saber incapacitados.
Un golpe de viento,
tan sólo un golpe de viento
y habrán de caer al cieno
de los simples mortales.
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