1965 |
I
Me asusta y me extraño
pensar que soy padre,
insufrible padre pedagogo
de vidas que
desconozco,
un juglar patético
de mi propia educación
II
Qué puedo pensar ahora
con las palabras que no dispongo,
las palabras que no me valen.
Pienso mejor que no podemos,
que no debemos cambiar ya nada.
Que sólo nos queda dejar
suelta la rienda,
que la vida fluya,
que hable el mejor camino.
La meta que será siempre
el provisional destino.
III
Hoy también la noche
perdió su rubor,
sin embargo, prefiero el albor
que alumbra
cada nuevo día.
Me parece que es verdad
inasible y palpitante
que es, todavía,
agropecuario despertar.
IV
Son sombras asidas
por la cabeza y los pies.
Libres sombras
que sólo andar saben,
fervientes y fugitivas…
Sombras nacidas
de borroso paisaje.
Parecen pensamiento tibio
de una mañana salvaje.
Sombras esquivas
que la noche retarda
sin aliento,
sin corpórea verdad,
surge figura desnuda,
definitiva,
del polvo de la noche
y la luz de tus días.
(Hervás 03-03-2009) 07-12-2017 Salamanca
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