Amanecí hoy lánguido, tristón y ojiacuoso, con el frío en los huesos y el remo trunco. Hay aquí un azul ceniciento en el cielo y cuatro grados en la calle, que para mí son como 20 bajo cero en tus Cáucasos del alma. El sol parece apenas el reflejo pálido de un cristal. Y te encuentro también alicaído como un pajarín, queriéndome animar a mí, cordero!..., (para rimarlo un poco me venía a las mientes el ¡no te tardes que me muero!). Gracias, compa. Y la música, a pesar de su tristura, es un bálsamo.
Apresura tu venida porque no pierda la vida, que la fe no está perdida, carcelero. No te tardes que me muero... Carcelero, carcelero, no te tardes que me muero ... Amancio Amaro
Amanecí hoy lánguido, tristón y ojiacuoso, con el frío en los huesos y el remo trunco. Hay aquí un azul ceniciento en el cielo y cuatro grados en la calle, que para mí son como 20 bajo cero en tus Cáucasos del alma. El sol parece apenas el reflejo pálido de un cristal.
ResponderEliminarY te encuentro también alicaído como un pajarín, queriéndome animar a mí, cordero!..., (para rimarlo un poco me venía a las mientes el ¡no te tardes que me muero!). Gracias, compa.
Y la música, a pesar de su tristura, es un bálsamo.
Salud y besos!
ra
Apresura tu venida
ResponderEliminarporque no pierda la vida,
que la fe no está perdida,
carcelero.
No te tardes
que me muero...
Carcelero, carcelero,
no te tardes que me muero
...
Amancio Amaro
Namaste.. Mencantó....
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