viernes, 24 de mayo de 2013

El arte de engañar (Lex transparentis)


Hay un acuerdo bastante generalizado de que vivimos en el engaño. En el engaño está el beneficio.
Es cierto que nos hemos podido acomodar a esto para sobrevivir. Vivir la realidad como engaño. 
Mientras, por otra parte, el hombre se afana en buscar la verdad para dar sentido a la vida.
Inútil esfuerzo, increíble contradicción. Confundimos realidad y verdad.
Es difícil mentir sin conocer la verdad y si os dijera la verdad, es seguro, que os mentiría.
La verdad no aguanta ser dicha, aunque gusta de repetirse, se escapa como agua entre los dedos. No puede ser apresada
Todos mentimos, si.
Pero lo admirable del auténtico mentiroso es su magnífica irresponsabilidad y su desprecio natural a toda prueba.
Hablamos de cuestiones morales que afectan al individuo pero ¿cómo no? hablamos también de política.
Decía Vallespín el otro día hablando de "realidad y ficción en democracia" que la política, al fin y al cabo, es el arte de gobernar mediante el engaño, y no en las leyes (que también) sino en los comportamientos y en los usos exhibidos.
Ahora nos vienen con el camelo de un "ley de transparencia". 
Si os digo la verdad, es seguro que os miento

2 comentarios:

  1. Otra flecha paradógica de Zenón lanzada al espacio. No soy filósofo, pero la verdad tal vez por aproximación y oposición a su contrario, el engaño. En Asturias, por ejemplo, no se dice "la verdad resplandece" sino la trampa rescampla..., mira a ver por cuál te decides.
    Salud.

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    1. Por la segunda, monje, por la segunda. La verdad, insisto, es inaprensible.

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